Así no se acabará con el desempleo

Después de conocer la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año, el ministro de Economía Luis de Guindos, y la ministra de Empleo, Fátima Báñez recalcaron que se creaba empleo incluso al descontar de la estadística la estacionalidad correspondiente a la temporada turística y a las campañas agrícolas de verano. Este optimismo es refutado por el propio Instituto Nacional de Estadística (INE) que es el que elabora la EPA asegurando que el resultado de limpiar los datos cribando la estacionalidad es de una caída del empleo del 0,29 %. Los datos del gobierno se diferencian en cuatro décimas y se deben, según el ministerio de Economía a que la metodología para “desestacionalizar” de su departamento y del INE son distintas. La euforia del gobierno está basada en una interpretación de los datos interesada y en unas conclusiones sustentadas en una base bastante endeble. La realidad es que este gobierno no consigue doblegar ese gran problema que tiene nuestro país que es el paro. La explicación de su fracaso es muy sencilla.

La política de empleo de este gobierno está basada en crear empleo precario, es decir, de bajo coste para el empresario con la esperanza de que de esta forma, la iniciativa privada cree esos puestos de trabajo que tanto necesita España. La forma de conseguirlo utilizada abarca varios puntos:
  • Moderación salarial: el coste por trabajador en España en 2012 ha descendido por primera vez desde que se tienen datos de ello en nuestro país, en concreto un 0,8%.
  • Flexibilidad laboral: se han modificado las condiciones de trabajo de un 11,2% de los empleados, ha aumentado la contratación a tiempo parcial en su mayoría forzada en un 16,4% y según la citada EPA del 2º trimestre, los contratos temporales aumentaron en ese periodo en 162.000 y los empleos indefinidos disminuyeron en 50.400. Además, se empieza a sustituir la contratación de asalariados por la contratación de autónomos con un incremento de este tipo de acuerdo de un 31,4% en los últimos seis meses.
  • Abaratamiento del despido: el gasto destinado a la indemnización por despido ha bajado un 12,1%.
  • Fomento del autoempleo y/o apoyo a emprendedores.
Además de incluir una medida contradictoria con la creación de empleo como es el abaratamiento del despido, el gobierno de España, en su afán por reducir el déficit público ya sea por su propia convicción (“no se puede gastar más de lo que se ingresa”) o por la presión de los acreedores de la deuda, se ha dedicado a limpiar la administración echando a la calle a interinos, a laborales y a eventuales (por ejemplo, en el primer semestre de 2012 se despidieron a 50.000). Con su próxima reforma de la administración el propio gobierno estima que se despedirán a más de 100.000 empleados públicos.
 
Gracias a esta política que nadie entiende de acabar con el desempleo con más desempleo se produce un efecto nocivo directo en las empresas, pymes y autónomos de este país. La inseguridad provocada en el mercado de trabajo ha hecho que el consumo haya caído un 4% acumulado desde la reforma laboral. Este descenso influye muy negativamente en la actividad de nuestros empresarios y autónomos como es lógico.
 
 
Por otra parte, el crédito de los bancos ha retrocedido un 8,19% durante los últimos 12 meses. A pesar del rescate de parte de la banca por su insolvencia que vamos a pagar entre todos, y de que contradictoriamente entre enero y junio de este año la banca española obtuvo ganancias agregadas de 6.266 millones de euros, la sequía crediticia campa a sus anchas por España y nuestros empresarios (considerados por la banca como que no son demanda solvente) se las ven y las desean para conseguir un préstamo que les mantenga a flote. Este gobierno y el anterior no han sabido o no han querido establecer ningún mecanismo para que el crédito fluya de nuevo, ni a través del ICO, ni a través de las entidades bancarias.
 
Resultado de la crisis de la demanda y de la falta de crédito: 218.428 bajas de pymes en la seguridad social desde el comienzo de la crisis. Con el cierre de empresas, se aumenta el paro, sigue disminuyendo el consumo y se destruyen más empresas en una espiral demoledora. Mientras no se corte este bucle impuesto por estas políticas de cortas e interesadas miras que siempre favorecen a la minoría de siempre, no se generará el empleo suficiente para que nos acerquemos remotamente a las cifras de empleo del resto de países europeos.
 

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