Hastío de gobierno

La desconfianza se nutre de la falsedad continuada y del ocultamiento repetido. Buscando en el Diccionario de la Real Academia encontraréis que la falsedad es la “falta de conformidad entre las palabras, las ideas y las cosas”. Por su parte, si hacéis lo propio con ocultar veréis que significa “callar advertidamente lo que se pudiera o debiera decir, o disfrazar la verdad”. Repasando la trayectoria del gobierno actual pareciera que estas dos palabras estuvieran hechas a su medida: las múltiples contradicciones entre lo que se dijo que se iba a hacer y lo que se ha hecho, el lenguaje ambiguo, las explicaciones que atentan contra toda lógica e inteligencia. Si a esto añadimos la falta de coraje o incapacidad de explicar sus actuaciones del señor presidente reflejadas en su continua huída de los medios de comunicación y repetido veto a las comparecencias en el Congreso, a estas alturas ¿quién confía  en este gobierno?



Mariano Rajoy se encuentra inmerso en un vaivén provocado por los que realmente lo manejan. Ya lo eligió Aznar para ello, cuando podía haber elegido a Mayor Oreja o a Rato en 2003. Los que marcan las políticas de los países soberanos europeos cambiaron un títere por otro el 20 de Noviembre de 2011. Las últimas declaraciones del presidente en una rueda de prensa junto a Angela Merkel en Berlín sobre el caso Bárcenas son otra muestra de lo perdido que está y de la falta de control que tiene sobre la situación. Ante la pregunta: “¿Cómo explica que algunas partidas de esos documentos sí coincidan con la realidad?” Rajoy contestó: “Todo lo que se refiere a mí y a mis compañeros de partido no es cierto. Salvo alguna cosa que es lo que han publicado algunos medios de comunicación. Dicho de otra manera, es total y absolutamente falso”, remató. Nos imaginamos todos que ese “salvo alguna cosa”, aparte de ser incompatible con lo de “total y absolutamente falso” se refiere a las declaraciones de algunos dirigentes, como Pío García Escudero, Jaime Ignacio del Burgo o Jaume Matas, que sí reconocen algunas de las partidas recogidas en los papeles de Bárcenas. Debe ser que éstos no son sus compañeros de partido.
 
 
El maravilloso tesorero y senador del Partido Popular que recibió la confianza del mismo durante años y años y que fue acusado de embolsarse 1.353.000 euros en la trama de corrupción Gürtel de concesión de licencias y concursos a cambio de dinero, ahora es acusado de “trasladar” 22 millones de euros escaqueados del control tributario y de los ojos de su partido a una cuenta suiza. No es de extrañar que esto ocurra en un país en el que la falta de control sobre la financiación de los partidos políticos que ya recalcamos en nuestra entrada "La ley y la trampa" y la nula voluntad de acabar con la evasión de capitales hayan sido santo y seña de los sucesivos gobiernos que hemos tenido.

Y ahora aparecen unos papeles de su puño y letra (del señor Bárcenas) que dicen que hubo pagos periódicos en B a gente de la cúpula del partido incluido nuestro presidente. Algunos empresarios han declarado que llevaban el dinero al despacho de Bárcenas y éste lo ingresaba en una caja fuerte. Hubo donativos al marido de la actual ministra de Sanidad procedente de los empresarios “Gürtel”... El ventilador ha empezado a esparcir estiércol, pero este gobierno ni se inmuta. Afortunadamente no ha habido ningún cadáver, que sepamos, pero es lamentable que un execrable personaje como el ex tesorero ponga en jaque a todo un gobierno y se convierta en otro más de la lista de directores de orquesta que dirigen al músico mediocre que es el que se supone nuestro máximo mandatario. Aunque bien pensado Mariano algo de iniciativa sí que tiene: lástima que la dedique para su propio beneficio y de los 1,9 millones de euros que ha cobrado (que sepamos) entre 2003 y 2011 sólo haya ingresado 6.121 euros al sistema de protección social.

 

Un gobierno que no se gana la confianza de sus ciudadanos no merece gobernar. Muchos estamos hartos de que nos engañen, de que nos pidan paciencia y de que no nos den explicaciones de lo que se hace y de lo que se deja de hacer. Por favor, dejen de insultarnos escudados en una mayoría que se ha convertido en una seudodemocracia y dimitan de una puñetera vez. Los ciudadanos tenemos las fuerzas al límite y estamos a punto de caer al vacío. Muchos han caído ya: las cifras de pobreza y de paro en España lo atestiguan.


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